Haz tiempo para
resolver sus problemas

Son muchas las parejas que nos preguntan sobre la duración de la terapia, pero es difícil de pronosticar el plazo, pues cada caso es único y el tratamiento depende de variables dinámicas y no de variables estáticas, por lo tanto, no se trata de un programa predefinido que aplique para todos por igual. 

Es así que luego de la primera sesión de evaluación, plantearemos un plan de tratamiento, que se irá adecuando a las disponibilidades de los pacientes. Factores como motivación, posibles conflictos existentes, intromisiones de terceros ajenos en la relación, etc., justamente esta variedad de elementos hacen difícil poder contestar a esta pregunta o “enlatar” una terapia de pareja.

En cualquier caso la terapia de corte psicoanalítico es muy eficaz para solucionar los problemas en parejas motivadas en resolver posibles problemas de comunicación y sobre todo a re encausar los fundamentos esenciales de la relación.

En estos casos, sugerimos realizar una primera sesión individual con quién sí está interesado/a y así conversar con mayor detenimiento y profundidad sobre qué es lo que puedes conseguir sin la participación de tu pareja. Partimos de la premisa de que los cambios en uno de los miembros, por ejemplo, de quien acude a la sesión, repercute también en el otro. Es decir, todo en lo que uno mejora a nivel individual también mejora e influye en el otro y ello aumentará las probabilidades de una mejor relación de pareja.

Si tu pareja no quiere acudir a terapia, pero tú te sientes mal en la relación, la terapia sirve pensar en uno mismo. En ese sentido, ya será un éxito que te permitas evaluar la situación de pareja desde otro prisma.

Indudablemente la participación de la pareja enriquece la terapia, en especial, si se pretenden alcanzar determinados objetivos. Es por ello por lo que debemos evaluar cuáles son los problemas de la pareja y qué medios son necesarios para conseguir el éxito en la misma.

Cabe señalar que es frecuente que cuando uno de los dos acude a terapia, el otro se anime a venir al ver los cambios que se están produciendo.

Cuando alguno de los dos muestra dudas respecto de seguir con su pareja, estas dudas irán siendo despejadas durante la terapia. Cualquier separación es dolorosa, pero si fuera el caso, la terapia servirá para que el proceso sea lo menos doloroso posible para ambas partes y lo más respetuoso posible, más aún si hay hijos de por medio.  

En este escenario el objetivo adicional que tendrá la terapia será ayudarlos en el proceso de comunicación con los niños y en brindarle líneas directivas de la crianza para ellos en los años venideros. Principalmente en anticiparnos a las posibles reacciones de parte de los hijos y posibles situaciones que deberán afrontar.

Por norma general esta terapia se suele demandar cuando la pareja entiende que quiere seguir unida, pero reconoce que existen causas de importancia que hacen que la estabilidad peligre.

En estos casos la terapia va dirigida a evaluar de manera exhaustiva las causas que llevaron a la relación al declive, así como a sanar las secuelas que han quedado tras tiempos de conflicto.

El odio, la rabia, el rencor, las críticas, etc. son solo algunos de los sentimientos que deben ser trabajados con el fin de que influyan lo menos posible en la nueva evolución de la pareja. La vuelta a una relación no siempre es fácil, en estos casos ayudamos a que cada uno de sus miembros sane sus heridas emocionales, para así poder estar de una manera más saludable en la relación.

Para conseguir todo esto se irán definiendo objetivos que no siempre tienen que ir dirigidos a la pareja, ya que es bastante frecuente que sea cada uno de los miembros quien que deba trabajar determinadas áreas de su persona para que éstas confluyan de manera positiva en la pareja.

La persona con problemas de agresividad puede acudir tanto con su pareja como sin ella. Si acuden ambos existirá una información más amplia sobre el problema, así como la visión de quien frecuentemente es el receptor de esta agresividad. La ausencia de la otra parte no necesariamente empobrece la terapia. Es frecuente poder contar con el apoyo del miembro no agresivo de la pareja en alguna sesión, pero el tratamiento estará más focalizado en lo individual.

La agresividad puede surgir solo en el seno familiar o ampliarse a otras áreas, por ello es importante realizar una evaluar de manera específica del problema de agresividad para analizar las causas, los mantenedores de estos comportamientos, así como poder evaluar cómo la persona interpreta las situaciones de su día a día. La valoración que hace la persona “de aquello que vive” es clave para desarrollar un comportamiento agresivo, de ahí la importancia de una buena evaluación y terapia.

También se hará un trabajo encaminado a la mejora de la relación de pareja en sí misma. Es por ello, por lo que trabajar con el miembro de la pareja no agresivo se pueda hacer necesario para poder dar pautas sobre cómo afrontar los comportamientos del otro.